Cambios repentinos
El Señor dice: «Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti.
—Salmo 32:8 (NVI)
Nadie en este mundo puede estar preparado para un cambio. Por lo general, las pruebas nos sorprenden y nos estremecen.
Sé que algunos atraviesan cambios que nunca esperaron, y en vez de acordarse de Dios y saber que Él tiene el control, maldicen su propia vida y ponen a Dios como el malo.
Quiero que sepas que no todos los cambios vienen de Dios, ni del enemigo, aunque hay quienes piensan que es por mala suerte.
Muchas veces somos nosotros mismos lo que propiciamos esos cambios. Si se trata del trabajo, quizá se debiera a que no hacíamos al cien por cien lo que se nos mandaba. En ocasiones, tenemos actitudes que perjudican nuestra situación laboral, así que caemos en chismes, malas reacciones, incumplimiento y todo eso afecta.
Al nivel de la iglesia, se reflejan esas mismas actitudes. No hay sencillez, sino rebeldía de querer hacer lo que se nos da la gana. Olvidamos que si estamos en un ministerio, nos debemos a ellos en honrar, sujetarnos y simplemente servir.
Reflexionemos, pues, y hagamos una evaluación de cómo somos y en qué esferas necesitamos cambiar.
Un Día a la Vez Copyright © by Claudia Pinzón
Sé que algunos atraviesan cambios que nunca esperaron, y en vez de acordarse de Dios y saber que Él tiene el control, maldicen su propia vida y ponen a Dios como el malo.
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