Monday, August 5, 2019

Devocional de la CPTLN del 06 de Agosto de 2019 - Lo que hay en nuestros corazones


ALIMENTO DIARIO

Lo que hay en nuestros corazones

06 de Agosto de 2019

Después de estos sucesos, la palabra del Señor vino a Abrán en una visión. Le dijo: «No temas, Abrán. Yo soy tu escudo, y tu galardón será muy grande.» Abrán respondió: «Mi Señor y Dios, ¿qué puedes darme, si no tengo hijos, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?» También dijo Abrán: «Mira que no me has dado descendencia. Mi heredero será un esclavo nacido en mi casa.» Pero vino a él palabra del Señor, y le dijo: «Tu heredero no será éste, sino tu propio hijo.» Entonces lo llevó afuera, y allí le dijo: «Fíjate ahora en los cielos, y cuenta las estrellas, si es que las puedes contar. ¡Así será tu descendencia!» Y Abrán creyó al Señor, y eso le fue contado por justicia.

En la lectura de hoy, Dios se acerca a Abrán y le dice: "No temas, Abrán. Yo soy tu escudo, y tu galardón será muy grande". Pero Abrán responde triste: "Mi Señor y Dios, ¿qué puedes darme, si no tengo hijos... Mi heredero será un esclavo nacido en mi casa".

Abrahán tenía buenas razones para cuestionar. Sin importar las maravillosas bendiciones que Dios le había prometido, en la mente de Abrán ninguna de ellas importaba si no iba a poder transmitirlas, si no iba a tener un hijo, si su familia iba a terminar en esa generación. ¿Dónde iban a quedar todas esas bendiciones? Eso lo preocupa mucho, porque tiene más de 75 años y su esposa Saraí ya había pasado por la menopausia. Entonces, en el momento en que Dios menciona las bendiciones, la mente de Abrán va directamente a la única cosa que falta: un hijo.

Abrán no es tímido para quejarse con Dios. De inmediato lo dice: "¿Qué puedes darme, si no tengo hijos?" Va directo al grano, sin preocuparse por ofender a Dios o parecer quejumbroso o patético.

Y Dios lo bendice. No le grita por su honestidad, sino que concuerda con que es un problema y se compromete a resolverlo. De hecho, pasará cerca de 20 años en cumplir su promesa, pero Abrán no lo sabe. Todo lo que sabe es que Dios le ha dado una promesa, y las promesas de Dios son seguras. Y entonces se relaja, confiando en Dios. Y Dios considera que eso es bueno.

Quizás sea un buen ejemplo a seguir cuando tenemos problemas que pesan en nuestro corazón. No es bueno orar por mil cosas diferentes si nos mantenemos en silencio acerca de la preocupación más cercana a nuestro corazón, incluso si esa preocupación parece tonta o egoísta o demasiado trivial para molestar a Dios. Dios conoce nuestro corazón de todos modos. Él ve que estamos preocupados. Y entonces, lo mejor que podemos hacer es tomar lo que nos está molestando y confesarlo honestamente a Dios, pidiéndole su ayuda.

Él no se burlará de nosotros ni apartará su corazón de nosotros. ¿Cómo podría hacerlo, si es la única Persona que nos amó tanto que entregó su vida para salvarnos y hacernos suyos? Nuestros problemas son importantes para Él, porque somos sus amados. Y el Señor que murió y resucitó por nuestro bien no nos ignorará ni rechazará nuestras necesidades, incluso si nos parecen mundanas o indignas. Podemos acudir a Él como un hijo muy querido acude a su padre, confiando en que nuestro Padre nos escuchará. Ya sea que diga "sí" o "no", o incluso "aún no", nos escuchará y se preocupará por nosotros. Nosotros le importamos.

ORACIÓN: Querido Padre, ayúdame con los problemas que me preocupan. Ayúdame a confiar en ti con todas mis necesidades, por pequeñas que sean. En Jesús. Amén.

Dra. Kari Vo

Para reflexionar:
  • ¿Qué crees que significa que la confianza de Abrán en Dios le fue contada como justicia?
  • ¿Qué puedes hacer para que tus conversaciones con Dios sean más abiertas y directas?

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¿Qué puedes hacer para que tus conversaciones con Dios sean más abiertas y directas?

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