Alzando en brazos a los niños más pequeños, una mujer desesperada salió corriendo de la casa en llamas. Mientras corría, llamó en voz alta a Jacky, de cinco años. Pero Jacky no la siguió. Afuera, alguien que miraba, reaccionó de inmediato, y parado sobre los hombros de un amigo, alcanzó a sacar al niño por una ventana del piso superior… justo antes de que el techo se cayera. Susanna, su madre, dijo que el pequeño Jacky fue «un tizón [palo] arrebatado del incendio». Quizá conozcas a ese «tizón» como el gran evangelista John Wesley (1703-1791).

Susanna Wesley estaba citando a Zacarías, un profeta que ofrece una valiosa perspectiva del carácter de Dios. En su visión, Zacarías describe a Satanás acusando al sumo sacerdote Josué (3:1). Pero el Señor le dice a Josué: «he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala» (v. 4), y luego le presenta un desafío y una oportunidad: «si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa» (v. 7).

¡Qué cuadro maravilloso del regalo que recibimos de Dios por nuestra fe en Cristo! Él nos arrebata del fuego, nos limpia, y obra en nosotros a medida que seguimos la guía de su Espíritu. Se nos podría llamar tizones de Dios arrebatados del fuego.
Padre, te damos gracias por rescatarnos. Guíanos hoy con tu Espíritu mientras te servimos.
Dios nos rescata porque nos ama; luego, nos equipa para que compartamos su amor con otros.



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Alzando en brazos a los niños más pequeños, una mujer desesperada salió corriendo de la casa en llamas.