Oveja tonta, pastor bueno
Leer: Ezequiel 34:7-16 | La Biblia en un año: Lamentaciones 1–2 Hebreos 10:1-18
Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas… (v. 12).
Mi amigo Chad pasó un año trabajando de pastor de ovejas en
Wyoming. «Las ovejas son tan tontas que solo comen lo que tienen frente a
ellas —me dijo —. Aunque se hayan comido toda la hierba que está
adelante, no se dan vuelta para buscar una parte verde… ¡y empiezan a
comer tierra!».
Nos reímos, y no pude evitar pensar en la frecuencia con que la Biblia compara a los seres humanos con ovejas. ¡Con razón necesitamos un pastor! Pero como las ovejas son tan tontas, no sirve cualquier pastor, ya que precisan a alguien que se interese por ellas. El profeta Ezequiel comparó al pueblo de Dios, exiliado en Babilonia, a ovejas guiadas por pastores malos. Los líderes de Israel, en vez de cuidar al rebaño, lo habían explotado, beneficiándose de él (v. 3); y luego, dejándolo expuesto a que los animales salvajes lo devoraran (v. 5).
Pero aún había esperanzas. Dios, el buen Pastor, prometió rescatarlos, regresarlos a casa, ponerlos en pasturas abundantes y darles descanso. Sanaría a los heridos y buscaría a los perdidos (vv. 11-16), y echaría a los animales para que su rebaño estuviera seguro (v. 14).
Los miembros del rebaño de Dios necesitan cuidado y guía. ¡Qué bendición tener un Pastor que siempre nos lleva a pastos verdes! (v. 14).
© 2018 Ministerios Nuestro Pan Diario
No pude evitar pensar en la frecuencia con que la Biblia compara a los seres humanos con ovejas.
Nos reímos, y no pude evitar pensar en la frecuencia con que la Biblia compara a los seres humanos con ovejas. ¡Con razón necesitamos un pastor! Pero como las ovejas son tan tontas, no sirve cualquier pastor, ya que precisan a alguien que se interese por ellas. El profeta Ezequiel comparó al pueblo de Dios, exiliado en Babilonia, a ovejas guiadas por pastores malos. Los líderes de Israel, en vez de cuidar al rebaño, lo habían explotado, beneficiándose de él (v. 3); y luego, dejándolo expuesto a que los animales salvajes lo devoraran (v. 5).
Pero aún había esperanzas. Dios, el buen Pastor, prometió rescatarlos, regresarlos a casa, ponerlos en pasturas abundantes y darles descanso. Sanaría a los heridos y buscaría a los perdidos (vv. 11-16), y echaría a los animales para que su rebaño estuviera seguro (v. 14).
Los miembros del rebaño de Dios necesitan cuidado y guía. ¡Qué bendición tener un Pastor que siempre nos lleva a pastos verdes! (v. 14).
Dios, gracias por tu cuidado y provisión, aunque no lo perciba.
¿Estoy escuchando la voz de mi Pastor?
No pude evitar pensar en la frecuencia con que la Biblia compara a los seres humanos con ovejas.
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