Leer: 2 Crón. 6:7-9, 12-15
La Biblia en un año: Esdras 1–2; Juan 19:23-42
Allí, sobre la plataforma, [Salomón] se arrodilló y, extendiendo las manos al cielo, oró… (v. 13 NVI).
Cuando mi esposo toca la armónica en la iglesia, a veces, cierra
los ojos. Dice que lo ayuda a concentrarse y aislar las distracciones
para alabar a Dios; solo están su armónica, la música y él.
Algunos se preguntan si debemos cerrar los ojos al orar. Sin embargo,
como podemos orar en cualquier momento y lugar, puede ser difícil
cerrar los ojos siempre; ¡en especial, si estamos caminando,
desmalezando o conduciendo un vehículo!
Además, no hay reglas sobre qué posición debemos adoptar al hablar
con Dios. Cuando el rey Salomón oró para dedicar el templo que había
edificado, se arrodilló y «extendió sus manos al cielo» (2 Crónicas
6:13-14). Arrodillarse (Efesios 3:14), quedarse de pie (Lucas 18:10-13) e
incluso postrarse con el rostro al suelo (Mateo 26:39) son todas
posturas de oración mencionadas en la Biblia.
Ya sea que nos arrodillemos o nos paremos ante Dios, que levantemos
las manos o cerremos los ojos, lo importante no es la postura, sino el
corazón. Todo lo que hacemos «mana» de nuestro corazón (Proverbios
4:23). Cuando oramos, que nuestro corazón siempre esté inclinado en
adoración, gratitud y humildad frente a nuestro Dios, porque sabemos que
están «abiertos [sus] ojos y atentos [sus] oídos a la oración» de su
pueblo (2 Crónicas 6:40).
Señor, que pueda siempre concentrarme en ti.
La forma más elevada de oración surge de lo profundo de un corazón humilde.
No comments:
Post a Comment