Thursday, September 8, 2016

Un Dia a la Vez - Se crece con el dolor: Testimonio de sanidad (segunda parte)

Señor mi Dios, te pedí ayuda y me sanaste. Tú, Señor, me sacaste del sepulcro; me hiciste revivir de entre los muertos. Salmo 30:2-3

¿Se crece con el dolor? No sé cuál será tu respuesta, pero podemos sacar muchas reflexiones con esta frase, que no es para nada rebuscada, pues se hace realidad en la vida de los que llevan una relación con Dios.

Me refiero a la relación con Dios porque es la única manera en que podemos conocer su corazón y entender muchas de las cosas que permite en nuestra vida. El dolor es una de ellas.

En este mes de septiembre te contaré, a petición popular, del mes más traumático y doloroso de mi vida. Sé que de esta dura experiencia Dios te dará la porción de lo que tú debes aplicar a tu hermosa vida. En mi caso, la aprendí a apreciar cuando estuve a punto de morir.

Toda estadía en un hospital es dolorosa por los continuos pinchazos y los sufrimientos al recuperarnos de una intervención quirúrgica. Mi operación fue muy complicada. Necesité mucha morfina por varios días porque los dolores eran inmensos.

Experimenté otro dolor, el dolor del alma, de no poder ver a mi princesa pequeña que en ese tiempo tenía un año y medio. Me dolía dejar mi trabajo, no poder pararme ni moverme, y mi hija de tan solo dieciocho años a cargo de la casa, las cuentas, las hermanas y su abuelita. Me dolía mucho que me vieran tan enferma y sufrieran, pues hemos sido muy amigas.

Sin embargo, el dolor y el tiempo fue pasando y poco a poco me levanté de una manera milagrosa. ¡Alabado sea Dios!

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