El recuerdo sin dolor
Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal.
~ 2 Tesalonicenses 3:3 (RV-60)
En días pasados, acompañé a mi princesa Niki a realizarse unos exámenes generales, pues no se había sentido muy bien. Así que estuvimos en el hospital Memorial, de Pembroke Pines y allí le hicieron un examen conocido como tomografía axial compute-rizada (TAC). Como Niki estaba un poco nerviosa, le explique de qué se trataba la prueba. No sé si todos lo saben, pero te meten en un aparato que gira en torno al cuerpo del paciente emitiendo un haz de rayos X que, mediante unos cristales, se reciben y registran una serie de datos que se envían a una computadora que convierte la información en una imagen sobre una pantalla. Este examen es tan completo que se detecta cualquier tipo de problema.
Estando allí, la tuve que esperar afuera y empecé a recordar la época de mi enfermedad. En mi caso, pasé por esa misma prueba durante momentos críticos al estar recién operada y cuando el cuadro médico no daba muchas esperanzas de vida. Así que todo era gris y misterioso. Entonces me puse a rememorar varios de esos momentos en que me llevaban en medio de tanto dolor y sintiendo la muerte a mi alrededor.
De pronto, sentí unos deseos enormes de llorar y le agradecí a Dios el milagro de mi sanidad. Nunca me cansaré de reconocer cómo me sanó Dios y de que hoy sea un testimonio viviente.
No es vivir en el pasado, pero nunca debemos olvidar lo que Dios hace por nosotros. Además, eso nos dará la fuerza para seguir adelante.
Un Día a la Vez Copyright © by Claudia Pinzón
De pronto, sentí unos deseos enormes de llorar y le agradecí a Dios el milagro de mi sanidad...
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